El racismo en el deporte

Una manera de hacer frente a todo tipo de discriminación es la educación para la convivencia, la tolerancia y la diversidad y solo será posible si se hace de una manera conjunta desde todos los sectores y en todas las direcciones para poder articular antídotos eficaces que logren erradicar esta lacra.

La discriminación en función del color de la piel, de etnias, de religiones, etc., se manifiesta en actos deportivos multitudinarios y por lo general en los estadios de fútbol. El peligro es que no solo se da en estos espacios deportivos, sino que se da en centros escolares, universidades y en el día a día de todos aquellos que son de diferentes colectivos y soportan muchos prejuicios y estereotipos de la sociedad.

Los recientes episodios de un sector de la grada de Mestalla identifica el racismo como arma arrojadiza de una sociedad que, en vez de avanzar, sigue retrocediendo en pleno siglo XXI. De todo ello se extrae que el seguimiento de todas estas conductas no se realiza con el rigor que se debiera: fallan los protocolos, los propios estamentos y organizaciones… En definitiva, falla todo el sistema.

Extirpar una lacra como es el racismo no se consigue solo con campañas de sensibilización (que también ayudan) ni con eslóganes atractivos e impactantes, que también son importantes. Solo lo conseguiremos con un conjunto de propuestas en distintos ámbitos (legislativo, educacional, familiar…etc). 

La Ley 19/2007 del 11 de Julio contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, vino a establecer un nuevo sistema de prevención, control y represión, no solo a actos violentos, sino también a actos racistas, xenófobos e intolerantes. Es curiosamente en el deporte, que debiera jugar ese papel educativo por la capacidad que tiene para trasmitir valores, entre otros muchos de tolerancia y respeto, donde se vienen produciendo toda una oleada de incidentes de índole racista. La ley fue un primer paso, un avance importante para afrontar todas estas conductas, pero como estamos viendo en la actualidad se siguen repitiendo, no están erradicadas, y lo que es más grave, dañan la imagen exterior de la sociedad española e internamente debilitan y desgastan nuestro sistema deportivo.

Esta normativa vino a cubrir lagunas existentes y a combatir todas estas conductas anómalas , pero seguimos viendo incidentes protagonizados por espectadores contra jugadores, árbitros o aficionados rivales, que o bien, quedan impunes o no se destierran con la contundencia que debieran, con lo que será necesario revisar la Ley o promulgar nuevas normativas que intensifiquen la vigilancia, prevención y control de todo tipo de incidentes racistas, no solo en el deporte profesional, sino también en el deporte “practica”, afectado también por todo ello.

La educación es quizás la herramienta más poderosa contra el racismo ya que te da herramientas metodológicas y pedagógicas para eliminar los perjuicios que lo motivan y te ofrece los suficientes instrumentos que ayudan a romper barreras raciales y que nos dirijan a procesos inclusivos.

En esta línea, es necesario crear protocolos específicos en los propios Centros educativos que promuevan la cohesión social y arraiguen valores como el respeto, la tolerancia y el juego limpio. El Gobierno estatal, los autonómicos y la sociedad civil en conjunción con los centros educativos (Universidad, institutos…) deberán ser los garantes de una lucha contra el racismo y la discriminación que nos haga alcanzar ese verdadero respeto a la diversidad, tan necesario en nuestra sociedad.