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Juan Figueroa, alcalde de San Agustín del Guadalix

12/04/2016

Por un juego sin trampas

Por un juego sin trampas Durante muchos años el deporte se ha considerado como algo residual, su utilidad era cuestionable ya que nuestro modo de vida nos obligaba laboral y socialmente a ejercitarnos en nuestro día a día. Los niños jugaban en las calles y sus juegos estaban basados en hacer deporte mientras los adultos trabajaban de forma constante.

Con los tiempos más modernos y en concreto con la creación de la UE, la relación con las instituciones y problemas del deporte siempre fueron de carácter económico, las regulaciones y la jurisprudencia no tiene ni una referencia a la parte social o de cómo por ejemplo hay que regular según las edades la práctica deportiva hasta el siglo XXI.

En concreto es llamativo que la protección de los menores deportistas no haya sido un tema de debate en la Unión Europea hasta hace pocos años, a pesar de saber todos de la existencias de operaciones comerciales para contratar deportistas menores de edad e incluso en muchos casos menores de 14 años. Los principios de patria potestad de sus padres por ejemplo, regían como único requisito para que un menor pudiera tener una vida casi profesional con edad de ir al colegio. A demás cuando se trataba de jugadores procedentes de Asía, África y en algunos casos Sudamérica  se agravaba más la situación.

En el Consejo Europeo de Niza a finales del 2000 en su resolución 13 especifica: El consejo Europeo expresa su preocupación por las transacciones comerciales cuyo objeto son los deportistas menores de edad, incluidos los procedentes de terceros países, por cuanto no se ajustan a la legislación laboral o ponen en peligro la salud y el bienestar de los jóvenes deportistas.  Hacer un llamamiento a las organizaciones deportivas y a los Estados miembros para que investiguen tales prácticas, las vigilen y adopten, en su caso, las medidas adecuadas.

Luego nos extrañamos cuando en El País del 16/06/2009 aparece un titular “3000 atletas Chinos falsifican su edad para competir”. ¿Cómo lo detectaron?, por la comprobación entre 15000 deportistas mediante rayos X entre los más destacados. O también aquel titular en La Vanguardia “La eterna juventud de los jugadores nigerianos” del 27/06/2010, en El Correo del 25/07/2012 “El Campeón de España de cross junior Kamali Majdoubi falsificó su edad”, o la polémica en Italia sobre Joshep Minala que afirma ser juvenil (17 años) cuando fuentes de Camerún aseguran que tiene 39 años, por no mencionar la actual sanción de un gran club español por contratar jugadores menores con edad falsa.

Pero China, Nigeria o Camerún son Países muy lejanos y no vamos a irnos tan lejos, o sí, es que resulta que cada vez más deportistas asiáticos, y africanos sobre todo, curiosamente con padres con poder adquisitivo alto, están llegando a España, y como podréis comprobar en párrafos posteriores tiene una explicación.

Recomiendo que todos ustedes se lean el informe de Save The Children “Niños en competición”, donde sus conclusiones dejan claro un proceso que sin duda debe tratarse a nivel mundial como tráfico de personas. En el se habla de derechos de la infancia en el deporte y su protección legislativa, y el posicionamiento ante el deporte infantil, con apartados específicos a Jóvenes Gimnastas, Niños Futbolistas, Boxeo infantil en Tailandia o los Jinetes de Camellos en el Golfo Pérsico, poniendo en el punto de mira a las academias de fútbol y los agentes en general, criticando duramente que muchos clubes de primer nivel tengan academias en África para buscar posibles fichajes. ¿Buscan acaso estos señores la formación en fútbol o el “Pelotazo” usando a estos jugadores en el fútbol? Pero lo peor es que esta situación se está traspasando a otros deportes como el baloncesto o el vóley. En la UE se han documentado numerosos casos donde aviones enteros de futbolistas llegan a Europa a probar como jugadores, para elegir varios de ellos y “arreglarles” su estancia dentro del circuito de canteras de los grandes clubes, en la mayoría de los casos sin que estos clubes supieran la menare de ser captados.

¿Y qué pasa cuando los rendimientos exigidos y esperados resultan muy poco compatibles con la formación o los valores deportivos? ¿No se creará una competencia feroz en la que los deportistas y sus entornos, (incluidos sus “academias y agentes”) para conseguir los objetivos?, el problema es cuando estas terribles situaciones, desde luego poco apropiadas para un menor, les llevan a no tener escrúpulos y por lo tanto les da igual el reparar en medios tramposos y atajos para conseguir el éxito inmediato.

La intensificación de la presión competitiva en edades tempranas, el miedo al fracaso y a volver a sus países de origen hace un efecto boomerang haciendo fracasar a estos chavales por bloqueo de talento, y sobre todo se agudiza, cuando la ventaja obtenida con el engaño en sus edades no sirve al igualar el tiempo las condiciones físicas. En definitiva, el brillo desmesurado que sale del deporte de élite al que ellos aspiran alcanzar oculta sin duda la miseria del deporte básico, y ahí es donde las instituciones debemos actuar. Recuerden ustedes que es excepcional el que un deportista llegue a la élite y eso se les oculta deliberadamente mediante una capa muy tupida de ilusión desbordada y promesas de triunfo. Están jugando con la vida de miles de personas para enriquecerse y sacar suculentos beneficios. ¿Y como lo hacen? Pues hay varias formas.

La primera es captar a hijos de inmigrantes que ya tengan su residencia en España, siempre de países donde su registro civil tenga una fiabilidad relativa, así los padres deciden a dedo aminorar las edad de sus hijos en dos o tres años cuando les hacen los pasaportes en sus países de origen para hacer los agrupamientos familiares de forma legal, es más en algunos casos no solamente se cambian las edades, sino también las identidades trayendo a Europa a jóvenes que no son ni siquiera sus hijos. Les da una ventaja escolar, deportiva y a demás las ayudas públicas son mayores en edades tempranas para estas familias. Ellos saben de las habilidades de sus hijos en algún deporte y, con la esperanza de encontrar el beneficio de la diferencia de edad, “colocan” a sus hijos directamente o a través de agentes y academias en clubes deportivos (casi siempre de fútbol y baloncesto) de primer nivel. En muchos casos los padres al ser los niños demasiado pequeños, lo dejan ya preparado por si acaso lo necesitan el un futuro. Por desgracia el continente africano está lleno de casos, que si hacemos memoria o miramos a nuestro alrededor seguro podemos ver hijos de personas procedentes de Congo, Camerún, Costa de Marfil, Guinea y Nigeria identificables con estas descripciones.

La segunda opción se extiende también  por Asia, África y América del Sur, estos deportistas de buen talento deportivo son captados de familias que buscan ayudar a sus hijos y disponen de medios económicos, los “agentes y academias” les ofrecen una formación educativa y deportiva basándose en su supuesto talento y futuro deportivo. Las cifras para atender a estos chavales oscilan entre los 24.000€ y los más de 100.000€ que se puede llegar a pedir en algunas zonas de Oriente Medio y Asia. ¿Cómo “aceleran el talento” de los jugadores?, proponiendo a sus progenitores que cuando les hagan el pasaporte les reduzcan al menos dos años en su fecha de nacimiento. Yo mismo he llegado a escuchar a un alto cargo deportivo de un país africano: “si los quieren fichar que por la edad no se preocupen que ninguno tiene pasaporte”.

Esta segunda práctica de “trata de personas”, por supuesto quiero sacar de ahí a las academias, (yo conozco a muchas muy serias y fiables) que miran por los jóvenes y son serias, resulta que un supuesto agente, tiene bajo su protección a varios jugadores de distinta edad, el cual los representa, que está cobrando a sus familias pingües beneficios, los coloca en grandes clubes deportivos a los cuales también les cobra los gastos que supone mantener a estos deportistas y directamente se forra con ellos, cuando su ventaja de edad va a menguar, garantiza un traspaso a sus supuestos 17-18, que son reales 20 o 22 a otro club grande (previo pago de la comisión correspondiente) y resulta que estos estrellas emergentes curiosamente se apagan considerablemente, y en la mayoría de los casos acaban subsistiendo jugando en equipos senior de baja categoría, sin formación académica, sin futuro y sin haber ganado cantidades de dinero para asegurar un porvenir. Eso sí por el camino ha descapitalizado a sus familiares, han hecho rico a un agente aprovechado y han alimentado a otros de su entorno en sus países de origen la ilusión de seguir sus pasos, mintiéndoles para no reconocer que han fracasado en su intento.

¿Y como las instituciones podemos evitar esta “trata de personas”?, poniendo medios para que los que quieran aprovecharse de estos chicos no puedan hacerlo.

Si un jugador de cualquier parte del mundo destaca con las mismas condiciones del resto, no es un problema que venga a hacer deporte a clubes deportivos del más alto nivel, el problema y el engaño es cuando se usa la trampa de quitar años a los deportistas para dotarles de ventajas tempranas, pero no la ventaja que pueda adquirir un joven que tenga un crecimiento acelerado, en todos los países los hay, sino a los que es evidente que están mintiendo en sus edades, por la velocidad de sus acciones, sus actitudes ante la competición y sobre todo por el uso equilibrado del aprovechamiento de su fuerza para sacar ventaja deportiva.

Por lo tanto, la UE debería consensuar protocolos de actuación para poder identificar las edades de los deportistas que llegaran a los países de la Unión desde otros países con registros civiles que no fueran homologables, nadie discute la edad de un suizo, estadounidense o de un canadiense, pero que casualidad que todos los casos sospechosos, que seguro todos conocemos, proceden de países donde los registros civiles son de dudosa fiabilidad. Les invito a que consulten en internet los numerosísimos casos en los que he narrado queda de manifiesto en muchas partes del mundo.

Hay bastantes pruebas médicas dentales, óseas, etc., que se que nos son exactas, pero que si aproximarían la edad del menor a su edad real, (también los niños de enero compiten con niños de diciembre si han nacido en el mismo año), pero muchas de ellas son fiables con parámetros de seis meses y si fuéramos capaces de combinar dos de ellas, nos aproximaríamos mucho más y podríamos evitar injusticias.

Muchos de los países de la UE ya han adoptado medidas al respecto, por lo que sería sencillo aprovecharnos de sus experiencias, aciertos y errores, para poder reglamentar a nivel comunitario, y si la legislación de protección del menor lo impidiera, regularizar mediante las federaciones internacionales y europeas estos casos, castigando tanto con las leyes comunitarias el tráfico de personas (en los casos que así se demuestren), como el lo deportivo (suspensión de la práctica deportiva federada por 5 temporadas por ejemplo) en los casos de que se demuestre la falsificación de la edad y su fuera el caso la identidad.

Los juristas tendrán que actuar, yo solo soy un simple entrenador, metido en política que intenta ayudar, pero me pone muy enfadado ver como en los campeonatos a los que asisto, que son muchos por mis cargos y mi familia, hay deportistas con apariencia de ser muchísimo más mayores, siempre con el perfil descrito anteriormente y que todo el mundo mire para otro lado con la excusa de “tiene los papeles en regla”, “su pasaporte dice que tiene esa edad”, o cosas similares.

Lo que vemos todos, también lo ven las federaciones, los dirigentes deportivos, los padres que comparten equipo con estos chicos, los colegios de árbitros, etc. Las federaciones se aprovechan en sus selecciones de esta circunstancia, los clubes también y los padres miran para otro lado porque “está con nosotros y no con otro club”.

Señores dirigentes, padres, federativos, árbitros… esto es trampa, tanto o más como doparse y todos estamos mirando pasar el reloj sin actuar, estas situaciones van en contra del espíritu deportivo y el juego limpio.

Muchos me dirán que de ustedes no es la culpa, pero yo les animo a cortar de raíz estas situaciones. Por mucho que los deportes profesionales necesiten seguir siendo monstruos desproporcionados que nada tiene que ver con lo que los llevó a formarse o que necesiten dar a los medios de comunicación noticias e ídolos a la afición que justifiquen sus fuertes presupuestos. Nada justifica que se haga trampa.

Juan Figueroa, alcalde de San Agustín del Guadalix

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