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Mª José Canales
29/06/2015 El estrés en el deporte
Mantener una marca, ganar un campeonato, romper un record, son momentos especiales en la vida de un deportista. Para lograrlo no solo necesita una buena condición física sino también un apropiado equilibrio emocional. Hay factores inconscientes en la personalidad que pueden llegar a actuar negativamente y reducir significativamente el rendimiento.
El deportista no es solo cerebro, nervios y motricidad, es principalmente sensibilidad y emoción. No basta que los músculos, el sentido del equilibrio y las funciones cardiovasculares y respiratorias sean normales. Es necesario que haya un balance entre cuerpo y mente y ésta parece ser una de las claves para que el deportista logre alcanzar las metas que se ha trazado. Por tanto, lograr buenos resultados en cualquier actividad deportiva, no dependerá solo del entrenamiento periódico del cuerpo sino también, y de una manera fundamental, de una adecuada actitud mental libre de conflictos y tensiones. Actualmente se reconoce el hecho de que un buen rendimiento deportivo es una combinación de preparación física del cuerpo y preparación psíquica de la mente; si no se atiende a estos dos aspectos puede ocurrir que se rompa el equilibrio emocional que debe poseer el deportista soportando las tensiones específicas de su actuación. Una tensión excesiva puede llegara a crear obstáculos insuperables, a tal punto que los factores fisiológicos, por más normales, por mejores que sean, se anulan frente a los componentes psicológicos. Cuanto mayor sea el control emocional más perfecta será su coordinación con la vida sensorial, neurológica y motriz. En competición, una de las principales causas que afectan al rendimiento, es el estrés, que se puede manifestar antes, durante y después de la competencia. El mal manejo de la ansiedad que genera el deportista puede, y de hecho hace que muchas veces, entre en desventaja antes de que comience la competición. La tensión no se aprende a dominar con el entrenamiento, esto crea un problema para el deportista que no siempre tiene recursos de adaptación para eliminar su ansiedad. Ocurre entonces, que el deseo por superar las barreras durante las competiciones, se vuelve contra él, terminando por extenuar aún más su sistema nervioso y, su sistema muscular. Su sistema inmunológico se debilita y es más propenso a sufrir lesiones. Aparecen comportamientos incontrolados y agresivos y de riesgo físico. El estrés puede provocar que el deportista busque el control de las situaciones estresantes a través de excesos en los entrenamientos, que pueden ser extremadamente perjudiciales en sí mismos y aumentar también el riesgo de una lesión. La ansiedad se genera por diversas razones que pueden relacionarse con factores externos al deportista pero también con factores que conforman su propia personalidad. El miedo, la timidez, la incertidumbre, la inseguridad o el exceso de responsabilidad son emociones negativas que en algún momento pueden descontrolar y bloquear al deportista, generando un circulo que comienza con la desconcentración, pasa a la desorganización y por último se instala un pensamiento negativo afectando directamente el rendimiento. La Psicología es hoy una ciencia fundamental al ser vicio de muchas áreas y también lo es en el deporte. El objetivo fundamental es ayudar al deportista a utilizar los medios de que dispone la Psicología para mejorar su rendimiento y su bienestar. El psicólogo debe ofrecer las ayudas psicológicas necesarias para que se puedan resolver conflictos emocionales, así como las estrategias necesarias para reducir la ansiedad generada por la competición para que no haya una influencia negativa en el resultado deportivo. Su tarea será la de entrenar y aconsejar al deportista para que éste actúe de forma controlada y estable en situaciones de estrés mediante la adquisición de conocimientos y estrategias cognoscitivas, conductuales o de control de equilibrio físico y psíquico. Se hace necesario suministrar al deportista medios e instrumentos para que aprenda a dominar las tensiones negativas, así como equilibrar sus reacciones emocionales, dando recursos psicológicos adecuados. Además de la asistencia y la orientación verbal en la preparación del deportista el psicólogo tiene otros medios a su disposición como son las técnicas de relajación. Estas técnicas van más allá del simple alivio muscular que se busca habitualmente en los movimientos de desconcentración. En el plano psíquico esos métodos son aún más interesantes porque permiten obtener, una concentración mental necesaria al sincronismo neuromuscular y crear las condiciones necesarias para la tranquilidad y la calma. La labor psicológica tiene que tener también un carácter preventivo anticipando y preparando al deportista para resistir las presiones ambientales, así como atender y resolver los problemas personales que puedan dificultar un buen rendimiento. Mª José Canales, psicóloga clínica (www.psico-terapia.com)
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